Reconciliación
Existe, en una leyenda fundacional sobre la creación, una historia que vuelvo a recordar al ver estos lienzos. Se trata de una fabulación referida al momento en que el hombre es modelado con arcilla. Terminada la figura, Dios barrió su dedo entre la base de la nariz y el labio superior, allí donde tenemos un hundimiento. ¿Para qué? “Para olvidar”, se nos dice. Y quizá para contrarrestar ese olvido fabulamos, pintamos, componemos.
Reconciliación se apoya en un punto de partida que -para curiosidad del espectador- está anclado en la idea del Paraíso, Purgatorio e Infierno que hoy, en el siglo XXI, adquiere matices distintos de los que prevalecían en la Edad Media. Su pintura, sin embargo, no está hecha para la disquisición o el examen teológico de esa herencia cristiana. Él prefiere las reverberaciones, las sensaciones fugitivas, los estados de conciencia que puedan apreciarse mediante la luz de los sentidos. Aparecen, aquí y allá, figuras, gestos, concreciones que hacen recordar una sentencia de Paul Éluard: “hay otro mundo escribió- es éste” y José Castillo comparte un punto de vista similar. El Paraíso, el Purgatorio y el Infierno están aquí, contigo, parece decirnos, aunque también son ese inquietante y mítico lugar del que occidente se ha alimentado.
Paraíso, Purgatorio e Infierno, arraigadas imágenes de la antigüedad y del mundo contemporáneo, están presentes en la imaginación del mundo porque su carga metafórica sigue hablando de nosotros. Esos tres estadios se trasladan a una zona más familiar, es decir, a nuestra conciencia, a nuestros anhelos y angustias con un enfoque menos metafísico y más terreno.
Lo que entusiasma de estas telas son las puertas de divagación que abren, lo que evocan sus huellas de sangre, sus pedazos de escritura, sus hoyos negros, sus cuerpos despatarrados. Con una selección cromática (de los ocres a los rosáceos y de los negros a los diversos matices de los blancos), José nos ofrece con sus pinceladas aéreas una visión lírica y personal sobre el Infierno, el Paraíso y el Purgatorio que no en vano constituyen uno de los temas más abordados en la historia de la pintura universal.
Myriam Moscona